Durante el Gobierno del general Pinochet en Chile, el argentino Roberto Kozak salvó a miles de personas de la brutal policía secreta del dictador. Como lo logró y como hizo para escapar él mismo de la muerte?
Minutos antes de las 10 de la Víspera de Año Nuevo de 1986, hombres armados ingresaron en las oficinas de una pequeña organización dedicada a la reubicación de migrantes de Santiago de Chile. “Nos Arrearon hasta la sala de reuniones y nos pusieron boca abajo contra el piso y preguntaron quien de nosotros era el comunista Roberto Kozak.
A kozak lo condujeron escaleras abajo a punta de ametralladoras y lo obligaron a tenderse sobre una mesa y comenzaron a interrogarlo.
Los hombres armados integraban un escuadrón de la muerte de derechistas ultraleales al dictador chileno Augusto Pinochet.
Buscaban armas y dinero que sospechaban estaban escondidos en las oficinas de Kozak, la filial Chilena del Comité Intrergubernamental para las Migraciones Europeas.
También buscaban evidencias de la participación de Kozak en el intento de magnicidio de Pinochet unos meses antes donde perdieron la vida cinco guardaespaldas del dictador.
Bajo interrogatorio, Kozak insistió en que la oficina de Santiago solo se ocupaba de ayudar a los refugiados y que allí no había ni armas ni grandes cantidades de dinero.
Una hora después Kozak fue liberado ileso y subió corriendo a desatar a sus compañeros de trabajo.
La de Roberto Kozak es una de las grandes historias jamás contadas del siglo XX.
Los colegas diplomáticos que conocen a fondo los detalles de lo que hizo durante la dictadura de Pinochet lo llaman El Schindler latinoamericano”. Como Oskar Schindler, el industrial alemán que ayudó a salvar del Holocausto a más de 1200 judíos polacos en la segunda Guerra Mundial. La historia de Kozak es la de un hombre valiente que aprovechó la posición que ocupaba para salvar vidas.
En los años que siguieron del golpe militar de 1973, Kozak y diplomáticos de varios países ayudaron, según estimaciones, a entre 25.000 y 35.000 presos políticos chilenos a escapar del cautiverio y encontrar refugio seguro en el extranjero.
Más de una década antes de esta razia en su oficina, Kozak se había introducido pacientemente en los círculos más estrechos del régimen de Pinochet, cortejando a los altos mandos militares, dirigentes políticos y miembros de los servicios de inteligencia. Con un despliegue combinado de encanto diplomático y paciencia, se abocó a negociar arduamente la liberación de detenidos, casi todos pertenecientes a la izquierda chilena….
————–
La Nación- martes 8 de Enero de 2017.-