En diálogo con el equipo de la Red Panorama, el ingeniero de AFA, Jorge D’Allesandro, destacó que las lluvias caídas en julio, que en algunas zonas acumularon entre 45 y 60 milímetros, son muy beneficiosas para el cultivo de trigo.
Aunque en esta etapa el trigo tiene baja demanda de agua, contar con humedad acumulada es clave para las etapas futuras, como lo es el momento en que aparezca la espigazón.
El especialista explicó que la mayoría de los lotes presentan “buen desarrollo” y que el área sembrada con trigo aumentó “entre un 10% y 15%” respecto al año pasado. “Hoy el perfil del suelo está prácticamente cargado al 100%, lo que nos da muy buenas expectativas”, afirmó.
D’Allesandro también resaltó la importancia de estas lluvias para el maíz, cuya siembra comienza a fines de agosto. Con poca agua adicional en superficie, los productores podrán sembrar en fechas óptimas, algo que usualmente se complica por la falta de precipitaciones.
Respecto a la rotación de cultivos, subrayó que es clave para la salud del suelo y la sustentabilidad del sistema productivo. “Se está diversificando más, y eso es positivo desde el punto de vista agronómico y económico”, remarcó.
También señaló el crecimiento del girasol en la zona, que triplicó su superficie en el último año. Si bien aún no es un cultivo mayoritario, mantiene una tendencia ascendente. En cambio, el sorgo se ha estancado en áreas de menor aptitud y se destina principalmente a planteos agrícola-ganaderos.
Por último, el ingeniero D’Allesandro valoró el cambio de tendencia en la elección de cultivos. “La soja perdió protagonismo en favor de una mayor diversificación”, sostuvo. Esta dinámica no solo favorece al ambiente, sino que mejora la rentabilidad de los productores ante los desafíos del mercado.