En la octava vuelta de la final, los autos de Joaquín Ricciotti y Damián Mari se tocaron en plena recta del autódromo de Rafaela y ambos autos se pegaron en la entrada de boxes. Mari debió ser hospitalizado. La palabra de Juan José Dellasantina, de Marcos Juárez, titular del equipo de Mari.
En la final de la Formula 3 santafesina que se disputó este fin de semana en el autódromo de Rafaela, dos máquinas se engancharon en plena recta y terminaron pegando contra las vallas de contención del ingreso de boxes.
En el octavo giro, Joaquín Ricciotti (Scudería Testa) y Damián Mari (Della Santina Competición) luchaban por un puesto de la carrera pero los autos se tocaron y ambos terminaron contra los neumáticos, sacando la peor parte Mari, quien terminó con su auto volcado.
La palabra de Juan José Dellasantina. El golpe fue espectacular a 200 kilómetros y estamos hablando de un milagro que Damian Mari solo sufrió fisura de una muñeca.
Al llegar al lugar Mari no respondía, estaba inconsciente y la situación fue desesperante y angustiante.
Uno de los puntos a corregir en este circuito es que la entrada a boxes donde se chocan Damian Mari y Joaquín Ricciotti estaba hecha con el formato de girar al revés y lo que ahora es la entrada a boxes fue diseñado para lo que era salida de boxes.
Cuando un auto quiere ingresar a boxes pasa a ser un peligro porque viene en recta y tiene que empezar a frenar para ingresar despacio a boxes que es angosto. Si el auto que viene atrás no presta atención la recta es peligrosa.
En este caso Damián Mari lo va a pasando a Ricciotti y cuando Mari tiene tres cuartos de auto adelante se tocan y enganchan y el auto de Mari queda de costado y el de Ricciotti lo empuja desde la mitad del auto hacia adelante y se estrella de costado con un pilar de gomas. Nuestro auto vuela y cae tumbado con un golpe violento aproximadamente 160 kilómetros.
Prácticamente un 80% del auto quedó destruido.
Al poco tiempo de subir a la ambulancia Damián abrió los ojos y empezó a hablar y a estar lúcido y ahí nos tranquilizamos todos porque ya estaba bien.