Tratando de dar respuesta a la ciudadanía que no aguanta más, sorpresivamente salió al ruedo el Sr. Intendente Dellarossa, tratando de descargar culpas en el COE… organismo al cual cobijó y obedeció exageradamente.
La reacción es tardía y no por convencimiento, sino que es sabido que en el entorno del Intendente esta “cuarentena eterna” cae bien, y no es casualidad que su mano derecha la licenciada Crescente ha creado un organismo “Supra” llamado defensa civil con gente designada que se parece más a un grupo de tareas de la época del Tigre Acosta (Militar hoy detenido que hacía desaparecer personas) qué a una delegación de personas de la sociedad dispuestas a colaborar.
Fueron frecuentes los atropellos a la gente utilizando un vehículo Renault Megane verde sin identificación cosa totalmente ilegal, amparándose en directivas del COE, el mismo que ahora pretenden culpar el Intendente y sus allegados inmediatos.
El ejército vino a Marcos Juárez seguramente por sugerencia de la gente de la denominada “Defensa Civil” y la tolerancia del Intendente, ya que no fue a ningún otro lugar en parecidas condiciones.
De cualquier manera es hora de empezar de nuevo, celebramos y el pueblo así lo manifestó, que de una buena vez Marcos Juárez sea una ciudad con autonomía respetando los lineamientos de cuidado y demás pero ejerciendo el derecho a trabajar de su población.
Basta de asustar a la gente que según lo dijo el brillante pediatra Roger Tissera “Nadie asoma la nariz fuera de la puerta por temor a que estalle la bomba atómica”. Es una ironía que tiene que ver con el miedo que se le inculcó a todos los habitantes de esta ciudad con los comunicados, decretos, sanciones, ordenanzas, amenazas y prohibiciones que llegaron hasta no poder vender “diarios”.
Salgamos rápidamente de éste pozo sin luz y vayamos para adelante con el Intendente a la cabeza, que deberá dentro de un tiempo desprenderse de algunos “valiosos” colaboradores qué entorpecen toda moderación y adecuación al periodo qué inexorablemente tendrá que llegar.
Editorial: Nelvio Barovero